martes, 26 de noviembre de 2013

Filosofía del sujeto

V Jornadas de Filosofía abierta
Instituto Superior del Profesorado
Dr. Joaquín V. González


Conferencia de Rubén Dri : 

Filosofía del sujeto


Miércoles, 25 de septiembre de 2013

Espero poder aportar [en estas Jornadas] algunos elementos para que nos ayuden a pensarnos a nosotros mismos, pensar nuestra realidad, a transformarnos y a transformar la realidad, creo que esta es la función fundamental que debe cumplir la filosofía. Cuando [me propusieron] tener una intervención en estas Jornadas, yo pensé que el tema… tal vez importante sobre el que podía aportar algo es el tema del sujeto. Entonces, propuse como tema una Filosofía del sujeto.
En realidad, el pensamiento moderno, la filosofía moderna, comienza siendo una filosofía del sujeto, y esto tiene que ver con un contexto muy específico, que ha sido muy bien planteado por Marx en su célebre Manifiesto del partido comunista. Allí Marx dice que hay un nuevo sujeto, el sujeto moderno que es la burguesía, que ha planteado una verdadera revolución mundial, transformando toda la realidad a su imagen y semejanza. Es decir, que la realidad ahora es transformada por este nuevo sujeto, este nuevo sujeto burgués que es el sujeto que desarrolla el capitalismo.
El primer filósofo tal vez que plantea con mucha claridad que pasamos de una filosofía del objeto a una filosofía del sujeto es Descartes, quien plantea partir simplemente de él mismo, o partir de su conciencia. Es decir, poner absolutamente todo en duda, y cuando ha dudado absolutamente de todo, solamente queda su conciencia: “pienso”. Es decir, en el pensar “existo”, y [desde] ahí, tratar de reconstruir todo el universo cultural, el universo científico, es decir, toda la concepción de la realidad.
Poco tiempo después, el gran filósofo que fue Hegel planteó que todo depende de que se vea la realidad no simplemente como sustancia, sino como sujeto. Y a partir de ahí, es que comienzan estas expresiones. Nosotros estamos muy acostumbrados a pensar la realidad como objetos y no como sujetos, a pesar de que la filosofía moderna comienza siendo [una] filosofía del sujeto. Es decir, para nosotros, la realidad son las cosas, son los objetos que nosotros tenemos delante de nosotros. Hegel dice: “hay que cambiar la visión”. Es decir, la verdadera realidad no está constituida por los objetos, sino que está constituida por nosotros. Es decir, está constituida por los sujetos. Los sujetos que están siempre en relación, en relaciones subjetivas. Por lo tanto, el sujeto y sus relaciones intersubjetivas son los que constituyen la verdadera realidad. Y distingue dos tipos de realidad: una es la realidad en sentido “liviano”, es decir, en sentido débil, que es la realidad de los objetos. Y la realidad en sentido “fuerte”, que es la verdadera realidad, que es la realidad de los sujetos. Es decir, la verdadera realidad somos nosotros.
Ahora bien, ¿qué es un sujeto? En Hegel nunca nos encontramos con definiciones, porque definir algo es limitar algo. Y la verdadera realidad es ilimitada. Y sobre todo cuando estamos hablando de la verdadera realidad que es el sujeto, el sujeto es ilimitado, el sujeto es el universal, por lo tanto, nunca se lo puede encapsular en una definición. Lo que nosotros podemos hacer son acercamientos al sujeto. Podemos hablar de definiciones entendiendo que no son verdaderas definiciones, sino que constituyen tipos de acercamiento a esa realidad infinita, o a esa realidad universal que es el sujeto.
Y uno de estos acercamientos dice lo siguiente: “El sujeto es el movimiento de ponerse a sí mismo” o “el movimiento de crearse a sí mismo”. Y en primer lugar, el sujeto es movimiento. Apenas nosotros escuchamos esta palabra, inmediatamente nos [trasladamos] imaginativamente al movimiento local, es decir, pensamos que el movimiento significa “moverse desde un lugar a otro lugar”, localmente. Bueno, en realidad, tenemos que pensar en otro tipo de movimiento que no se trata del movimiento local, se trata de ese movimiento que se realiza en el interior del sujeto. Es decir, nosotros nos movemos, nos estamos moviendo generalmente en un mundo en el cual nosotros no lo pensamos como movimiento, sino que lo pensamos como realidades estáticas. Si yo les pregunto a Uds. si en este momento están pensando que Uds. se están moviendo, tal vez Uds. me digan que no, que no es así… Por eso… veo muy pocos movimientos, allá vi un movimiento, pero son muy pocos los movimientos que veo y, sin embargo, todos Uds. se están moviendo. Tanto se están moviendo que Uds. son diferentes de aquellos sujetos que entraron acá. Desde que Uds. entraron acá hasta este momento, ya son los mismos, son otros de Uds. mismos. Es decir, no son los mismos, pero sí son los mismos. Es decir, son Uds. mismos en el otro de Uds. mismos. No sé si se entiende… No, no se entiende…
[Risas]
Ahí estamos hablando del verdadero movimiento. Es decir, para poder captar esto con mucha claridad, nosotros tenemos que tomar esto en un período más largo que el período desde el momento en que Uds. entraron hasta este momento. Pensemos nosotros en un lapso por ejemplo, de diez años. Solamente que, si dentro de diez años, piensan o se piensan Uds. mismos desde cuando estaban acá hasta aquel momento, se van a dar cuenta cómo se han transformado. Pero esa transformación no se produjo en un momento, sino que se está produciendo ahora. Es decir, ahora estamos cambiando, ahora somos otros que nosotros mismos, pero esos otros que nosotros mismos somos nosotros mismos. Es decir, continuamente nos estamos cambiando, por eso el sujeto es el movimiento. Por lo tanto, no hay un sujeto, no somos sujeto, sino que somos el subjetualizarnos, somos el hacernos sujeto. El “ser sujeto” significa el “hacerse sujeto” y el “hacerse sujeto” es un continuo hacerse sujeto. Ahora, ese “hacerse sujeto” es “ponerse”. Yo me “pongo” como sujeto y naturalmente que “ponerme” significa a su vez que no soy sometido por otro en la posición. Es decir, no soy “puesto” por otro, sino que yo mismo me pongo a mí mismo. Y aquí hay una expresión muy común de nuestro lenguaje, del lenguaje ordinario que expresa lo siguiente: “Si no te cuidas, te llevan puesto”. Y cuando “nos llevan puesto”, nos llevan puestos como objetos, no como sujetos. O nosotros nos ponemos [como sujetos], o nos ponen [como objetos]. Si nos ponen, nos ponen como objetos, y no como sujetos. La única manera de ser sujeto es ponerse uno mismo. Es decir, uno es el que tiene que ponerse como sujeto.
Y el ponerse como sujeto significa a su vez el crearse como sujeto. El tema de subjetualidad es un tema de creación. Ahora bien, uno no puede crearse sin crear. Es decir, no hay manera de crear sin crearse. El crear es crearse, el crearse es crear. Por eso es que nosotros no podemos estar sin hacer absolutamente nada. Yo les propondría a Uds. que piensen, por ejemplo, cuánto tiempo aguantarían unas vacaciones en las cuales no tuviesen que hacer absolutamente nada. Inmediatamente, se aburrirían. ¿Y por qué se aburrirían? Porque están contradiciendo absolutamente su propia esencia, su propio ser, que es ser creador. Y que, por lo tanto, es movimiento. Esto es lo que dice Hegel, es el movimiento de ponerse a sí mismo o el movimiento de crearse. Pero este crearse es al mismo tiempo, crear. Por lo tanto, en este momento, todos estamos creando. Yo estoy creando, estoy repensando lo que estoy diciendo, lo que estoy creando y, al crearlo me estoy creando a mí mismo, me estoy transformando. Y Uds. están pensando qué es lo que yo estoy diciendo y, al pensarlo, a su vez Uds. lo están recreando. Por ahí lo están contradiciendo o no contradiciendo, pero Uds. lo están recreando. Es decir, Uds. están actuando como yo estoy actuando. De manera que yo me estoy poniendo como sujeto y Uds. están haciendo lo mismo. Y si no están haciendo lo mismo, o simplemente lo están recibiendo, se están objetualizando, o sea, se están negando como sujetos.
Por eso es que el sujeto siempre, necesariamente, es un sujeto crítico. Crítico, ¿qué quiere decir? Que naturalmente recrea lo que recibe y al recrearlo, lo transforma. No puede de ninguna manera recibirlo como un recipiente. Un recipiente es un objeto que recibe algo pero que no lo recrea. El sujeto, continuamente lo recrea. Por lo tanto, creo que nos acercamos un poco a esta primera aproximación a lo que nos dice Hegel del sujeto: el sujeto es el movimiento de ponerse a sí mismo, es el movimiento de crearse a sí mismo.
Llevemos esto, antes de avanzar, a nuestra vida social, política, a nuestra vida real. El trabajador, por ejemplo, que pierde absolutamente su trabajo, que es dejado afuera de la sociedad y que, finalmente, decide cortar una calle, por ejemplo, para reclamar determinados derechos, es ese sujeto que ha sido negado como sujeto, ha sido dejado como un objeto, que ahora se afirma a sí mismo, se pone como sujeto, y dice: “Aquí estoy yo”. Esta posición como sujeto es lo que lo hace propiamente sujeto. O es, cuando, por ejemplo, ya sea en la escuela, ya sea en la clase, ya sea en la familia, el sujeto se pone a sí mismo frente a determinada orden, o frente a determinadas disposiciones, por ejemplo, se planta y dice: “Aquí estoy yo”, es decir, “No estoy de acuerdo con esto”, es una manera de ponerse. Pero no solamente esa es una manera de ponerse, otra manera de ponerse es, por ejemplo, convocar a una reunión, otra manera de ponerse es construir una agrupación o hacer una determinada jornada, es decir, son maneras de decidir, son maneras de ponerse, son maneras de construirse como sujetos. Pero este movimiento de creación, de posición, es el movimiento que propiamente nos construye como sujetos.
Fíjense Uds. a su vez, cómo de acá podemos sacar nosotros una conclusión fundamental sobre el sistema en general que hoy domina el mundo, por lo menos, el mundo occidental, digamos el que domina universalmente, que es el sistema capitalista. Si el sujeto es el movimiento de crearse a sí mismo, que es crearse y crear, y el crear es siempre crear objetos, el sujeto se construye creando aquello que, a su vez, revierte sobre el sujeto que lo ha creado. Es decir, en el proceso de creación, la creación es autocreación cuando el objeto, o el mundo que se crea, es un mundo en el cual el sujeto a su vez se realiza. Ahora bien, si el objeto, creado por el sujeto, es un objeto que se independiza del sujeto y se transforma, a su vez, en un sujeto que domina al sujeto que lo ha creado, se pervierte el mismo acto de la creación. Y eso es lo que realiza el capitalismo como sistema. ¿Por qué? Porque el objeto que uno crea es un objeto que se transforma, que adquiere una determinada independencia. Esa independencia del objeto es lo que constituye propiamente el capital.
Es decir, el capital en el sentido legal de la palabra, es un sujeto creado por otro sujeto. Es decir, es un sujeto que ha sido creado y que domina al sujeto que lo ha creado. Por eso, a su vez, este sujeto creado, es el sujeto que establece las leyes de comportamiento de una sociedad. Por eso… de esta manera estamos analizando el capitalismo, no en sus efectos económicos, que naturalmente que es fundamental hacer ese análisis, sino que estamos analizando al capitalismo como sistema a partir de la concepción antropológica. Es decir, como sistema, es un sistema que hace que el sujeto se empobrezca cada vez más como sujeto en la medida en que toda su fuerza la va cediendo a la construcción de este sujeto que es su propia creación [el capital]. Por eso, cuando Marx dice que el obrero se empobrece cada vez más en la medida en que crea la riqueza, no está hablando simplemente del problema económico, sino que está hablando también antropológicamente. Es decir, se trata del empobrecimiento del sujeto. Porque el sujeto va perdiendo fuerza en la medida en que esa fuerza la va entregando al capital. El capital, que se transforma en el verdadero sujeto que domina a todos esos sujetos que lo han creado y que ahora se transforman en objetos.
Podemos avanzar, y seguir avanzando más en aproximaciones a la concepción del sujeto y ahora, podemos analizar las relaciones intersubjetivas. El sujeto es el movimiento de reconocer y ser reconocido, esta es otra aproximación del sujeto. Es decir, nosotros somos sujetos en la medida en que reconocemos a otros sujetos como sujetos y somos reconocidos por otros sujetos como sujetos. Se da entonces lo que Hegel denomina el movimiento del reconocimiento. Para poder aproximarnos más a este concepto, tan importante, podemos pensar, o podemos imaginarnos ahora a cada uno de nosotros cuando salíamos del vientre materno, o podemos verlo en los bebés que salen del vientre materno. Y vamos a ver que, apenas salimos del vientre materno, comenzamos a luchar por el reconocimiento. El bebé comienza a luchar por ser reconocido. Va a luchar naturalmente para satisfacer sus necesidades materiales, pero no solamente por eso, sino también por ser reconocido. Sino, basta dejarlo un poco solo, y vamos a ver cómo patalea y llora, porque no se lo está reconociendo en aquel momento. Si nosotros tuviésemos acá, a medida que vamos haciendo nuestras reflexiones filosóficas, unos cuantos bebés, ya tendríamos que dejar estas  reflexiones porque no nos dejarían en paz. Y tendrían absolutamente razón, porque no los estaríamos reconociendo. Entonces, esa lucha por el reconocimiento la iniciamos desde el comienzo.
Ahora bien, tenemos que tener en cuenta lo siguiente. En esa lucha por el reconocimiento, se trata del reconocimiento como sujeto. Porque nosotros, no solamente somos sujetos, sino que somos sujeto-objeto. Es decir, el momento objetual es un momento propio del sujeto. No hay un sujeto puro, sino que el sujeto siempre está contenido, digamos así, por el momento objetual. Tal vez en lugar del momento objetual, podemos hablar de la contención, y con esto lo entendemos mejor. Es decir, todos necesitamos una contención. Este concepto es un concepto muy habitual, por todos los conocimientos psicológicos que tenemos. Ahora bien, la contención la podemos interpretar también como ese momento objetual del que nos habla Hegel.
La lucha por el reconocimiento es una lucha para ser reconocido propiamente como sujeto. Lo que significaría entonces la destrucción del momento objetual. Si propiamente nos reconocemos como sujetos, ese momento objetual desaparece o tiende a desaparecer. Ahora, no puede desaparecer completamente, porque si el momento objetual desaparece completamente, es el sujeto el que desaparece. Porque el sujeto no puede estar, no puede, de ninguna manera, existir, sin ese momento objetual. Tal vez para que podamos entender mejor esto, pensemos lo siguiente: a ver, cada cual piense cómo puede representarse su momento subjetual. Es decir, lo voy a preguntar de otra manera: ¿alguno de Uds. ve un sujeto? ¿Alguno de Uds. vio alguna vez un sujeto? ¿Alguna vez Uds. percibieron al sujeto? (percibir con los sentidos) o ¿se pueden representar el sujeto? [La respuesta es]… No, no hay manera de representar al sujeto, porque nosotros, si queremos representar al sujeto, lo representamos en un cuerpo, lo representamos en un organismo, pero ese no es el sujeto. Entonces, el sujeto ¿qué es?
Hegel dice: “El sujeto es la absoluta negatividad”. Porque es la negatividad de lo objetual. Esa negatividad de lo objetual no puede existir sin lo objetual, sin ese momento objetual. En la lucha por el reconocimiento, lo que debe desaparecer es el momento objetual para que, realmente, el reconocimiento sea reconocimiento de sujeto a sujeto. Es entonces cuando desaparece, por ejemplo, la utilización del otro. Porque la utilización del otro es posible porque existe el momento objetual. Y entonces al otro ya se lo interpreta, se lo ve como objeto y no como sujeto. Ahora bien, en el mutuo reconocimiento la tendencia, aquí tenemos que hablar de tendencia, o la dirección es la supresión del momento objetual para que el reconocimiento sea reconocimiento de sujeto a sujeto. En esta etapa del reconocimiento, se trata de la desaparición del momento objetual y, con la desaparición del momento objetual, si desaparece realmente el sujeto, entonces hay un temor siempre en esta relación. Y, por lo tanto, en esa relación, ese temor lleva a uno de los que está luchando por el reconocimiento, a retroceder y a someterse. Y es entonces que se da lo que Hegel denomina la relación entre el señor y el siervo, o el amo y el esclavo.
Esta relación, es una relación que se da siempre… Porque la relación siempre es, en este sentido, asimétrica. Es decir, hay alguien que ejerce un poder sobre el otro y, en el mutuo reconocimiento, en la relación de uno con otro siempre se ejerce un poder de uno sobre otro. Ahora bien, se trata de lo siguiente: de que este poder que se ejerce de uno sobre el otro no sea un poder de dominación, sino que sea un poder que se oriente hacia la creación, y no hacia la dominación. Pero, no se puede, de ninguna manera, escapar a esta relación de poder. Y, para hacerlo claro, acá yo estoy ejerciendo una relación de poder sobre Uds. y no puede ser de otra manera. Pero, cuando Uds. me preguntan a mí, o me responden, Uds. están ejerciendo una relación de poder sobre mí, y no puede ser de otra manera. El problema es si esa relación de poder que ejercemos, es un poder para la dominación o es simplemente este poder creativo, en el cual esta relación asimétrica se transforma en una relación creativa que va orientada hacia la terminación de esa relación asimétrica, aunque esa relación asimétrica no pueda nunca eliminarse completamente. Porque la relación de poder es una relación asimétrica. Por eso decimos: el sujeto es el movimiento de crearse a sí mismo, el movimiento de ponerse a sí mismo. Y uno no puede crearse a sí mismo sin ejercer poder. El crear es un ejercicio de poder. El poner-se es un ejercicio de poder. El construirse como sujeto es construir poder. No se puede, de ninguna manera, construir un sujeto sin construir poder.
El problema es, realmente, si ese poder va a ser un poder de dominación o va a ser un poder de servicio, para decirlo de alguna manera, o sea, un poder creativo, un poder que hace que esa relación sea una relación realmente creativa en la cual este poder que se ejerce sobre el otro incite a su vez al otro a ejercer su propio poder. Y entonces se establece una dialéctica de poderes que no es una dialéctica de poderes de dominación, sino que es una dialéctica de poderes creativos. Esto sería entonces, digamos, la realización del mutuo reconocimiento. Pero, como les decía, en esta relación de mutuo reconocimiento, como ese mutuo reconocimiento significa de alguna manera la destrucción o la muerte de ese momento objetual, de ese momento de contención, siempre hay este temor, entonces, esa tendencia a someterse, es decir, esa tendencia a quedar objetualizado, a objetualizarse.
Hegel dice que en esta relación, puede suceder lo siguiente: que, cuando aquel que ha temido y, por lo tanto, se somete, hace una experiencia sumamente importante. Esa experiencia importante es la experiencia del temor, de la angustia. Y la experiencia de la angustia consiste en que todo el momento objetual, todo el momento de la contención, ha desaparecido completamente, y se produce lo que Hegel denomina la fluidificación, es decir, que todo aquello que estaba contenido en el sujeto, todo aquello que aparecía como sólido, como aquello que lo contenía completamente al sujeto, desaparece. Y el sujeto, entonces, hace la experiencia de lo que es la pura subjetualidad. Y la pura subjetualidad viene a ser la pura negatividad. Y la autoconciencia, que es la absoluta negatividad, de la cual solamente podrá salir en la medida en que, debido al sometimiento que tiene con respecto al señor, se ve obligado a crear. Es decir, se ve obligado a trabajar. Y, en el trabajo, va creando una realidad, y esa realidad que él va creando, es una realidad en la que se encuentra a sí mismo. Porque, en esta realidad que él transforma, de hecho, lo que transfiere, es su propia subjetualidad, la transfiere a esa realidad que él crea, y entonces, va creando un mundo en el que se ve a sí mismo.
Como ese mundo que él está creando, en el que se ve a sí mismo, es un mundo que tiene subsistencia, que tiene independencia, digamos, es acá donde este sujeto logra su propia independencia con respecto a esa relación que tenía con el amo. Es decir, en el mundo del trabajo, encuentra su propia creación. Y volvemos entonces a uno de los acercamientos que veíamos en el movimiento de crearse a sí mismo y ese movimiento de crearse a sí mismo es el movimiento de crear. Se ve en el mismo mundo que él crea: es a partir de ahí precisamente que va a partir Marx para comenzar a trabajar el tema del trabajo y, en el capitalismo, el tema del proletariado o el obrero, que es el que va creando este nuevo mundo, en el cual el sujeto se va a poder realizar plenamente. Pero acá hay un tema, que es el tema del trabajo como creación que se va a ser absolutamente distorsionado por el capitalismo. De ahí que volvemos entonces a ese momento del sujeto como creación en el cual nosotros tenemos que vernos a nosotros mismos. Es decir, nosotros como sujetos somos esencialmente creativos. Si nosotros vemos el espacio en que nos encontramos, todo esto que está acá es producto de la creación humana, es producto de nuestra creación. Y en este sentido, nosotros no podemos existir sin crear. Y se nos presentan acá nuevos problemas. Es decir, qué pasa, por ejemplo, con la ecología. Uno de los grandes temas que afectan a nuestro mundo actual, es el tema de la destrucción de la naturaleza que se está produciendo a través de la industria.
Hay una primera crítica, que aparece con mucha claridad, que se expresa de la manera siguiente: es el capitalismo que nos lleva a la destrucción de la naturaleza. Por lo tanto, si nosotros logramos superar el capitalismo, ya nos encontraríamos con un hábitat en el cual no se produciría la destrucción de la naturaleza. Lo cual es una parte de la verdad, pero no es toda la verdad. ¿Por qué motivo? Porque si es cierto que el sujeto es esencialmente creativo, la creación produce necesariamente la destrucción. La creación exige una destrucción previa, el momento de la negatividad, que es el momento de la creación.
Ahora bien, esto nos llevaría entonces a repensar nada menos que todo el tema de la industrialización. Es decir, la industrialización entonces, es un fenómeno o es una actividad necesariamente, que debe continuar de esta manera o hay que repensarla de otra manera. Cuando se dice, por ejemplo, que la economía debe crecer, ¿qué es lo que se está diciendo en realidad? Porque si la economía debe crecer, debe crecer la destrucción. ¿En qué sentido debe crecer la economía? Yo creo que esto hay que repensarlo, precisamente a partir de lo que estamos diciendo, que hay una realidad que el sujeto como sujeto es esencialmente creativo. Si ese sujeto es esencialmente creativo, es un sujeto también destructivo. No se puede crear sin destruir. Ahora bien, ¿en qué sentido hay que destruir para crear? O ¿en qué sentido la destrucción es creación o la creación es destrucción? ¿En qué sentido, por lo tanto, debe ser superada o no?
Y fíjense Uds. que aquí nos encontramos con problemas que… la filosofía no constituye simplemente reflexiones profundas conceptuales que no tienen que ver con nuestra vida diaria. Si no tienen que ver con nuestra vida diaria, dejémosla para aquellos que se quieren divertir en este momento, que se quieren fugar de la realidad. La filosofía tiene que ver con nuestros problemas reales. Nuestros problemas reales hoy, por ejemplo, están constituidos por problemas tales como la destrucción de la naturaleza, para citar uno de los problemas. Y entonces, ¿qué es lo que hay que hacer, por ejemplo, frente a una realidad como, por ejemplo, la cuestión de la explotación de las minas? Supongamos nosotros en Famatina. Allá van a decir, la comunidad de Famatina va a decir: “Famatina no se toca, porque si se toca, a nosotros nos envenenan el agua, nos destruyen el hábitat, nos destruyen la vida, por lo tanto no se toca”. Pero, sin embargo, desde el Estado provincial van a decir: “Pero esas minas son de una riqueza propia del Estado, nosotros tenemos que aprovecharlas”. Entonces, ¿se toca o no se toca? ¿o se toca de otra manera? Estos son todos problemas reales que tenemos que verlos pragmáticamente, pero también tenemos que ver a partir de la concepción real del sujeto colectivo, del sujeto en una determinada realidad que transforma la realidad.
Entonces, toda la filosofía del sujeto es una filosofía que tiene que ver con nuestros problemas reales, que no es simplemente algún tipo de elucubración filosófica por las nubes, o que solamente interesa a determinadas personas, a determinados grupos o a determinada gente. Tiene que ver con nuestra vida diaria. La filosofía no es un tipo de reflexión que solamente la pueden hacer algunas personas. De hecho, Gramsci ha dicho una gran verdad cuando dijo que todos hacemos de filósofos. Esto es, constituye nuestra propia esencia, el ser filósofo. Ser filósofo es tener esta visión de la totalidad de los grandes problemas que tenemos. Esta visión la tenemos todos de una o de otra manera. Lo que tenemos que tratar es de que sea una visión crítica, una visión fundamentada, una visión que nos ayude a ser mejores, a poder vivir mejor, a poder vivir en relaciones que sean verdaderamente humanas, relaciones en las que nos podamos realizar de la forma más completa posible.
Con estas expresiones, voy terminando esta introducción y quedo a disposición de Uds. para lo que quieran preguntar o reflexionar. Muchísimas gracias.

Pregunta del público: Entonces la cuestión es: ese sujeto creativo, ¿de dónde sale?

Rubén Dri: Sí, yo quería repensar el sujeto… En general, el sujeto se ha pensado, en los sistemas económicos, por ejemplo, cuando se habla del trabajo, parece que se habla simplemente de la producción material. En realidad, tenemos que pensar el trabajo en una dimensión mucho más profunda. No simplemente el tema de la producción material, que es básica y es fundamental, sino el tema del trabajo como creación del propio sujeto. Ahora bien, en una distorsión del sistema creativo que se produce en el sistema capitalista, tenemos una sociedad en la cual la autocreación del sujeto, a su vez, es una destrucción, a largo plazo, que se va produciendo por esa distorsión. Entonces, ¿cuál es la solución? Naturalmente que no hay una solución, sino que hay… No hay una receta, pero sí la posibilidad de poder cambiar esa distorsión que se ha producido. Y eso significa la revolución. Ahora, naturalmente que hay que repensar la revolución, no como un acto que se produce en un determinado momento, sino como un proceso que tiene que ir produciéndose. Y en un ámbito, en un sistema distorsionado como es el sistema capitalista, en el cual nosotros vivimos, tenemos que encontrar los ámbitos en los cuales nosotros nos podemos realizar como sujetos, naturalmente condicionados por el sistema. Pero, crear ámbitos en los cuales, la lógica propia del capital no funcione como tal. Para hacerlo concreto, yo me desenvuelvo en determinados ámbitos: ámbitos familiares, ámbitos de trabajo, ámbitos de investigación, ámbitos que pueden ser el sindicato, etc. En esos ámbitos, ¿por qué yo tengo que obedecer completamente a las leyes del capital, a la lógica del capital? ¿Por qué no puedo comportarme con otra lógica que vaya cuestionando la lógica del capital? Yo creo que ese es un proceso que sí nos podemos, mejor dicho, que nos debemos dar. Es decir, es posible cambiar eso. Solamente que no se lo puede cambiar de un momento para el otro, sino que es un proceso de cambio. Pero yo creo que tener un poco de claridad, precisamente sobre este tipo de concepciones, sobre este tipo de distorsiones, nos puede ayudar bastante para ir orientando nuestra práctica…

Pregunta del público: En ese sentido, cuando nos damos cuenta de la distorsión, al tomar conciencia de las relaciones de poder, de la importancia del reconocimiento… nosotros que nos vamos a desempeñar como docentes en la escuela media, por ejemplo, ¿para Ud. tiene algún sentido, digamos, dar cuenta de todos los problemas, introducir alguno de los conceptos, las ideas principales de Hegel en la escuela?... ¿Ud. lo ve como posible? Y si es posible, alguna punta para uno que intenta incursionar en el ámbito de la enseñanza de la filosofía en secundaria y, a veces por miedo, por el riesgo de no introducir temas complejos, y termina reduciendo todo a una cosa que no sirve para nada… No sé si me expreso….

Rubén Dri: Te expresás muy bien… Yo te respondería en dos niveles: en el nivel de la práctica y en el nivel de la teoría. En el nivel de la práctica, en lo siguiente… Yo, como profesor, como maestro, como maestra, como profesora, primero tengo que tratar de hacer que mi relación con los alumnos no sea meramente la relación de profesor a alumno, sino que sea una relación de sujeto a sujeto. Sujetos que cumplen funciones diferentes. Pero, para mí, el alumno, o la alumna, no es simplemente un alumno o una alumna, sino que es un determinado sujeto que tiene todos sus problemas, como yo tengo mis problemas. Y aquí cumplimos funciones distintas, pero, en esas funciones distintas, tratamos de superar lo que es la mera función, digamos, profesional, y la transformamos en una relación vital, en una relación de sujetos. Yo diría, en primer lugar, esto. En segundo lugar, entonces, se trata de traducir esto en un lenguaje accesible. Esto es posible, es posible. Es decir, en este sentido, yo tengo bastante experiencia. He tratado estos problemas difíciles de la dialéctica, lo he tratado en distintos ámbitos y, es posible hacerlo. No es necesario, incluso, “bajar” el nivel. Puesto que no se trata de niveles, sino que se trata del lenguaje… Es decir, [se trata de] un lenguaje que lo podamos compartir, realmente…Esto sí es posible, y hay que hacer el gran esfuerzo para hacerlo, y no hay que tener miedo de hacerlo… Además, es una de las experiencias más lindas que hay… Porque es un contacto vital, es un contacto vivo, un contacto de sujeto a sujeto, que es lo mejor que nos puede acontecer, y es lo que más nos realiza, ese movimiento de reconocer y ser reconocido. O sea, eso que expresábamos en la dialéctica de reconocer y ser reconocido, en el ámbito pedagógico, es fundamental. Como es fundamental en todos los ámbitos, sólo que se da en forma distinta…

Comentario: Partiendo de sus conceptos y de los de la compañera… hay que tener gran cuidado con la simplificación…

Rubén Dri: Sí, siempre hay un peligro… el problema de la simplificación, pero no hay que tener miedo a traducir en un lenguaje accesible aquello que aparece con una terminología realmente muy técnica. Muchas veces, la terminología muy técnica sirve para ocultar el derecho al pensamiento…


[Fin de la grabación]

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